La Organización Meteorológica Mundial (OMM) anunció, en su boletín especial sobre gases de efecto invernadero, que los niveles de concentración de ciertos gases responsables del desencadenamiento del cambio climático a largo plazo, alcanzaron “récords sin precedentes”.
Según el informe, la media mundial de dióxido de carbono (CO2) pasó de 400,1 partes por millón (ppm) en 2015 a 405,5 ppm en 2017. A esto se suma un ascenso en las concentraciones de metano y óxido nitroso, en tanto reapareció el CFC-11, un potente gas de efecto invernadero que agota el ozono.
El CO2 es responsable de un 82% del aumento del forzamiento radiativo (diferencia entre la radiación que ingresa a la atmósfera y la que es irradiada nuevamente al espacio) durante los últimos diez años, según cifras proporcionadas por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, EEUU).
“La Ciencia es clara: si no reducimos rápidamente las emisiones de CO2 y de otros gases de efecto invernadero, el cambio climático tendrá efectos cada vez más destructivos e irreversibles en la vida de la Tierra. Nuestras oportunidades de actuación están a punto de agotarse”, dijo el Secretario General de la OMM, Petteri Taalas.
El informe especial del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) establece que las emisiones netas de CO2 deben reducirse a cero hacia el 2050, es decir que la cantidad de CO2 que se incorpora en la atmósfera debe ser igual a la cantidad absorbida por sumideros naturales y tecnológicos para poder limitar el aumento de la temperatura a 1,5 °C. El informe detalla, además, que sólo una temperatura por debajo de los 2 °C de aumento puede reducir los riesgos para el bienestar humano, los ecosistemas y el desarrollo sostenible.
“El boletín de la OMM sobre Gases de Efecto Invernadero, que señala una tendencia continua al alza en las concentraciones de gases de efecto invernadero, pone de relieve el carácter urgente de esta reducción”, indicó el presidente del IPCC, Hoesung Lee.
Principales conclusiones del Boletín
El informe detalla que la tasa de aumentos del CO2 entre 2016 y 2017 fue aproximadamente igual a la media durante los últimos diez años, pero inferior al incremento récord observado entre 2015 y 2016, bajo la influencia de un fuerte episodio de El Niño, que provocó sequías responsables de reducir la capacidad de “sumideros” como los bosques y la vegetación para absorber CO2.
En relación con otros gases, por ejemplo, el metano -segundo gas de efecto invernadero de larga duración proveniente en un 60% de actividades humanas como la ganadería- alcanzó, en 2017, un máximo de 1859 partes por mil millones, lo que lo sitúa en el 257% de su nivel preindustrial. En cuanto al óxido nitroso, que contribuye significativamente a la destrucción de la capa de ozono estratosférico que nos protege de los rayos ultravioleta del Sol, se señaló una concentración de 122% de su nivel en la era preindustrial. Finalmente, el CFC-11 (triclorofluorometano), un potente gas de efecto invernadero que agota el ozono, ha ralentizado su tasa de disminución desde el 2012 en unos dos tercios con respecto al decenio anterior.
“Este descubrimiento ilustra la importancia que revisten las mediciones a largo plazo de la composición atmosférica, como las que realiza el Programa de Vigilancia de la Atmósfera Global”, detalla el informe.
VAG Ushuaia
El boletín sobre Gases de Efecto Invernadero se basa en las observaciones del Programa de Vigilancia Atmosférica Global de la OMM, que indica los cambios en los niveles de concentración de gases de efecto invernadero provenientes de la industrialización, el uso de energía de fuentes fósiles, prácticas agrícolas intensivas, el mayor uso de la tierra y la deforestación, aclara el informe de OMM.
Desde Argentina formamos parte de este Programa de Vigilancia, a través de la Estación de Vigilancia Atmosférica Global, VAG Ushuaia , uno de los 9 puntos vigilancia con que cuenta la OMM en el mundo. La Estación VAG de Ushuaia, es una de las tres más importantes en su clase dentro del Hemisferio Sur, debido a que se encuentra en el borde del vórtice polar y monitorea parámetros físicos y químicos que afectan al clima y la atmósfera. Su misión es contribuir a la reducción de los riesgos medioambientales para la sociedad a través del mantenimiento de las observaciones globales a largo plazo de la composición química y características físicas de la atmósfera, de la entrega de productos y servicios integrados de relevancia para la sociedad y de proveer las bases para la evaluación del impacto de las acciones globales de mitigación del cambio climático.
Además, desde 1994, año en que se ratificó la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), nuestro país se comprometió a reportar un inventario nacional de GEI y establecer programas de mitigación y adaptación al cambio climático.
En el último inventario, presentado en 2017, se realizó un análisis de los gases emitidos y absorbidos de la atmósfera durante el período 2012-2014 en territorio argentino.
Nota completa sobre el informe https://public.wmo.int/es/media/comunicados-de-prensa/los-niveles-de-gases-de-efecto-invernadero-en-la-atm%C3%B3sfera-alcanzan-un
Por Sofía Corazza.
Departamento de Prensa y Comunicación